Aaron ladeó la cabeza, si bien era más fácil cortar un árbol que reparar una máquina, la vida en el 7 no era ni cerca una vida fácil, él lo sabía y tenía una buena posición económica. -Puede que te hayas acostumbrado, pero creo que te encantaría vivir en el distrito 7, una vez que pruebas el aire fresco, la brisa del bosque, no hay vuelta atrás... Aunque claro primero debes tener la suficiente comodidad económica como para permitirte tomarte días libres.- Dijo esbozando una sonrisa, si había algo que había heredado de su no muy educado padre, era la felicidad que le daba dejar en claro su estatus social.
Aaron bajó del vehículo y se dirigió a la parte trasera. Estuvo a punto de despedirse de su reciente conocido, pero no tardó demasiado en notar lo extremadamente rudo que esto suponía ser, por lo que suspiró y dijo: -Bueno, no puedo no ofrecerte que te quedes un rato después de haberte hecho venir hasta aquí, sería inaceptable.- Dijo mirando fijamente a las cajas.-A menos que tengas que marcharte, estás cordialmente invitado a pasar un tiempo en mi habitación, de todas formas tenía pensado comer algo de la cocina del hotel, no me mataría comer acompañado.-

Pensó que era algo cruel lo que Aaron comentaba pero como ya había notado antes, parecía ser una persona que debía o que había aprendido a vivir de modo que siempre le fuera posible sobrevivir y en verdad no podía culparlo por eso, porque, en definitiva, por más cruel que sonara él tenía razón. En algunas cuestiones la posición económica podía signficar todo y si no fuera así entonces entre distrito y distrito no debería haber diferencias sociales.
Se bajó del auto tras Aaron también lo hiciera y lo siguió a la parte de atrás del auto para tomar en brazos la caja que anteriormente había llevado hasta ahí mismo. Al escuchar el suspiro del muchacho alzó la vista sin llegar a tomar la caja de la que iba a ocuparse quedó sorprendido, pero ciertamente complacido. -Gracias.- Dijo en seguida con una sonrisa pintada en los labios. -De hecho fuiste mi excusa para dejar el trabajo justo a tiempo así que comer suena genial.-

La frase " fuiste mi excusa" resonó en la mente de Aaron, parecía que al final si había una ventaja en su actuar. Bueno, no podía sorprenderse tanto, incluso la gente más bondadosa y generosa actúa de vez en cuando por beneficio. Esto no quitaba que Martian fuera excesivamente transparente, inspiraba confianza por los poros y sentías que podías poner tu vida en sus manos si bien lo conocías hace unas horas.
Aun así, era obvio que Aaron no haría algo asi ni mucho menos, no importa que tan bueno pudiera ser su amigo, no bajaría la guardia por un rato. Se dirigieron hacia la habitación, antes pasaron por la cocina para pedir que le llevaran 2 platos del día al dormitorio, y al llegar dejaron las piezas en un rincón.-Bueno, qué quieres hacer hasta que llegue la comida?- Dijo mientras se acomodaba en su cama.

Aún sonriente lo siguió de camino a su habitación. A pesar de siempre haber vivido allí no conocía tan bien el hotel por dentro ya que, obviamente, vivía en su propia casa. Además, le resultó curioso cómo Aaron se manejaba con total naturalidad ahí dentro, entonces pensó que quizás no había tantas diferencias entre distritos, o al menos entre los suyos.
Dejó que ordenara la comida y lo siguió en silencio aunque con una expresión amena en el rostro hasta la habitación dónde dejó la caja que cargaba junto a la más pequeña dónde Aaron lo indicó.
-Umm...- Hizo un gesto pensativo. -Lo que quieras, es tu viaje.- Sonó alegre y tranquilo, entonces se acercó a él y se sentó sobre la cama a su lado.

Aaron notó en ese momento los nervios que estaba sintiendo, estando solo con un desconocido sentados en la habitación, cualquiera que viera la situación pensaría que ellos 2 estabas en un cita, cosa que no le molestaba en lo absoluto. Ya había tenido algo con otros chicos y sinceramente jamás fue muy pretensioso con sus pretendientes, probablemente porque jamás pensó realemente en enamorarse de alguien, ese era un sentimiento demasiado profundo para Aaron.-Bueno, puedes contarme algo sobre tí, sería placentero que dejaras de ser un casi completo desconocido.-
Dijo mirandolo fijamente mientras apoyaba su espalda contra la cabecera de la pared.

Frunció los labios pensativo, escojiendo con cuidado las palabras que usaría para describirse a sí mismo ya que Aaron tenía razón, debía ser un poco más ¿comunicativo? y así podrían ambos aprovechar mejor la experiencia.
-Me llamo Martian Flux Hayes, tengo dieciocho años y soy rubio.- Resumió con tono gracioso y se hechó a reír. -De chico usaba a mi hermana como juguete.- Se encogió de hombros al contar tan al azar anécdota y detalle de su vida. -En verdad no sé qué contarte que pueda interesarte. Ya sé, pregúntame.- La sonrisa implacable del rubio no desaparecía ni un momento, ni siquiera cuando se permitía observar atento los gestos de Aaron o cuando eso lo apenaba y miraba a un lado intentando disimular no hacerlo.

Escuchó atentamente toda la información dada por su amigo aunque fueran chistes ya que, en verdad, los chistes son una de las maneras que tiene la gente para decir cosas que no se anima a decir drectamente... Si bien el color de su cabellera no acudiera como ejemplo precisamente. Sin embargo tomó su comentario sobre su hermana con cuidado, podría ser útil en algún momento, ya que podía tener algún mensaje detrás.-Bueno.- Dijo antes de una larga pausa. -Cuentame sobre tu hogar, cómo te llevas con tu familia? Acaso tienes familia además de tu hermana?-
Aaron solía ser muy cruel y directo con estas preguntas, no le gustaba que existiera el riesgo de que su acompañante no entendiera lo que estaba preguntando con presición, por lo que se limitaba a preguntar exactamente lo que quería saber por más rudo que fuese.

Durante la pausa siguiente a su comentario asintiendo, lo observó expectante ya que no sabía si lo había molestado o algo por el estilo. Pero al oírlo preguntarle cosas sobre su vida se tranquilizó, además de que, internamente, agradeció la objetividad de sus preguntas.
-Solo ella y mi madre. Bueno, con ellas son con las que vivo, además de mi padre. Pero....- Se detuvo un momento. -Ya sabes, hacen su vida. Aparte.- Quizás no lo sabía, quizás no lo entendería, pero de todas formas no encontró otra forma de explicar la situación familiar sin sonar dramático porque, por más serio que fuera, no vivía en una familia exactamente dramática. Estaba bien así, creyó, por lo tanto no hacía falta tener muy en cuenta a aquellos que no fueran recurrentes en su vida para ser mencionados.
-¿Qué hay sobre tí? Has mencionado a tu padre, ¿vives con alguien más?- Se atrevió a preguntar curioso, como lo habría hecho hacía poco tiempo atrás.

Le interesó mucho escuchar sobre su hogar, es algo que define de manera clave tu personalidad, y es imposible entender una persona sin saber en que ambiente creció. Para su curiosidad encontró que, aparentemente por lo contado, Martian no tenía una familia tan diferente a la suya.
-Bueno, vivo con mi madre y mi hermana, mi padre jamás está presente... Aunque es mejor así, suficiente tengo soportando el autoritarismo de mi hermana como para tener que preocuparme de mi padre.- Se detuvo para recorrer con la mirada la habitación.-De verdad, no hay nada que ame más que vivir solo, incluso estos escasos momentos en los que estoy separado de ellos, valen oro.-
Miró atento a Martian esperando su respuesta, parecía una persona apegada a su madre y hermana, una persona de familia. Esperaba alguna reacción al escuchar que alguien adorara tanto estar separado de la misma.

Lo escuchó atento, abriendo sus ojos azules de forma que se denotara la atención puesta en la escucha, y lo oído fue sorprendente. De algún modo tenían cosas demasiado parecidas, incluso a pesar de poseer personalidades tan distintas.
-¿Tu hermana es mayor que tú?- Interesado prerrogó al respecto aún sin quitarle los ojos de encima aunque Aaron mirara otras cosas. Cuando ambas miradas se volvieron a encontrar fue después de que él hubiese manifestado disfrutar de su soledad. -Bueno...- Recitó en voz baja, algo pensativa. -A veces resulta agobiador vivir pegado a un grupo de personas, aunque sea reducido y aunque sea tu familia. Especialmente si son mujeres.- Río divertido, con cierta inocencia en su broma. -Pero uno se acostumbra, es parte de la convivencia, ¿No? Además, a final de cuentas son los únicos que darían todo por tí.-

-Sí, es mayor.- Apuntó Aaron mientras Martian continuaba con su discurso, parecía que sus familias no eran tan parecidas después de todo juzgando por lo que escuchaba. Su cara se tornó más oscura mientras se imaginaba lo poco que le importaría a la mayoría de los miembros de su familia si alguna vez le pasaba algo, después de todo, perder un hijo traía un par de ventajas económicas a su padre, y su hermana obtendría todos los beneficios de su padre. Siceramente, si alguna vez algo le pasaba a Aaron, la única que tal vez movería un dedo para ayudarlo sería su madre, el miembro más débil de la familia.
-Creo que prefiero no acostumbrarme, lo último que necesito es generar algún vículo afectivo que me ate a ellos.- Alegó amargamente

Lo escuchó atento, y frunció los labios tratando de no desentonar con la melancolía con la que ahora Aaron se dirigía a él. Claramente él no tenía una buena relación con su familia, quizás como la que él mismo tenía con su padre, pero no se uniría a Aaron en el ánimo. -Pero hey, no estás con ellos ahora, estás lejos y conmigo.- Respondió unos segundos después, con una sonrisa implacable que por más que la sosteniera algo dudoso no dejó que eso se notara. Después de todo, se sintió algo responsable por haber llevado el tema de conversación tan a fondo y se suponía que Aaron pasara un buen viaje. -Hablemos de algo más divertido. Por ejemplo...err...Novias, sí. Cuéntame de tus novias.- Se rió de sí mismo al hacer énfasis en el plural de la palabra.

Una sonrisa nació en la expresión de Aaron al escuchar su intento de sacarlo de temas arenosos cómo lo era la familia. Cuando estaba por responder la pregunta alguien tocó la puerta, era la comida que había llegado. Mientras se dirigía a la puerta y recibía la comida Aaron comentó: -Hm, ahora que lo pienso debería haberte hablado de eso antes de invitarte a mi habitación.- Le entregó su plato con comida mientras observaba su mirada expectante. -En verdad yo no tengo novias, porque no me gustan las mujeres, soy homosexual... Supuse que no tendrías problema con eso, no pareces ser una persona con prejuicios.-
Se sentó donde estaba antes, preparandose para comnzar a alimentarse.

Esperó su respuesta, no porque realmente quisiera saber sobre sus amoríos, y no es que no le interesara sino que creía que había cosas que eran mejor no saberlas, pero no podía evitar estar expectante y ansioso por saber si había logrado recuperar algo de su humor. Lamentablemente su espera se extendió cuando alguien llamó a la puerta. Observó a Aaron levantarse y atender el llamado para luego volver con ambos platos de comida y así recibir el que le correspondía. Carraspeó un poco al escuchar la respuesta. No le molestaba en absoluto, ni se sintió incomodo, por el contrario pensó cómo hacer que él no se sintiera incómodo. -No, claro que no tengo problemas.- Hizo un gesto de obviedad, cómico, con el rostro. -También puedes contarme de tus novios, por qué no.-

Ladeó su cabeza al escucharlo, sabía que no iba a tener ningún problema, pero no había mucho que hablar sobre su vida amorosa. -Bueno, la verdad siempre me fue muy difícil estar con alguien, para ser preciso nunca lo logré... Tengo pocos amigos y ninguno de ellos es homosexual, por lo que jamás tuve verdaderas oportunidades de estar con alguien.- Dijo casi sintiendo lástima de si mismo, aunque ya lo había superado y aceptado hace tiempo.
-Y tú? Seguro las chicas te persiguen para que salgas con ellas.- Dijo con un tono burlón, aunque la verdad no se imaginaba otra realidad.

Al escucharlo sintió que en algún punto, en ese tema, no eran tan distintos. Si bien no podía decir que nunca lo había logrado nunca había sido en serio, nunca lo había sentido real.
-La única mujer que me persigue es mi madre y para que llegue a tiempo a clases.- Bromeó nuevamente, como si eso calmara un poco la tensión del ambiente. -Bueno mi hermana a veces también me persigue pero no está feliz cuando lo hace.- Se mordió el labio inferior un momento, callándose y pensando qué responder en serio. -En verdad no es así, tampoco tengo mucha suerte con las parejas y esas cosas.- Se encogió de hombros ya que esa era la realidad.

Aaron abrió sus ojos con sorpresa al oirlo, alguien con ese aspecto no podía simplemente "no tener mucha suerte con las parejas". Eso no hizo nada más que emocionarlo, había 2 posibilidades que Aaron concebía: la primera era que Martian estuviera reprimiendo su homosexualidad, cosa bastante improbable. La segunda es que existiera algún complejo que su amigo pueda tener referido a las parejas o lo que implica tener una... La última era la más probable, no era raro ver esto en la gente, y vaya si el tenía complejos con varios temas.
-"Tampoco tengo mucha suerte con las parejas?"- repitió cómicamente.-Por favor explicame cómo alguien con esa.... Bueno, cómo alguien como tú no tiene suerte con las mujeres.- Dijo algo avergonzado, no le gustaba admitir cuando alguien era lindo a su parecer, sentía que lo único que hacía era agrandar su ego.

Al escucharlo creyó que sus mejillas arderían en rubor pero logró controlarse mordiendo su labio inferior al tratar de esconder una sonrisa alegre de escucharlo y notar que le él mismo le resultaba agradable para Aaron, incluso cuando él parecía ser una persona hostil en ese mismo momento le resultaba muy difícil pensar en él como alguien que fuera hostil en el interior, de hecho se sobre entendió que esa era una forma de proteger al chico profundo y sensible que en realidad era.
-Mujeres, hombres, personas en general. Sin suerte con ninguno.- Frunció los labios de costado. -Supongo que aún no he encontrado al indicado.- Lo observó fijamene, curioso y expectante de cuál sería su reacción.

Al verlo sonrojarse se dio cuenta lo tierno que se veía. Aaron no quería admitirlo pero estaba empezando a generar sentimientos hacia Martian que no eran muy convenientes a su situación puesto que al día siguiente debía vovler a su distrito para nunca volver a verlo y lo último que necesitaba era enamorarse de un chico en la otra punta de Panem y aparentemente heterosexual. Sin embargo, sus ojos retomaron el brillo al escuhar las palabras de Martian, pués no parecían las palabras de alguien heterosexual, sino más bien de alguien muy abierto y dispuesto a estar con un hombre.
Al tener su mirada posada sobre él al terminar de hablar, Aaron se mostró tenso y algo ruborizado .-Bueno supongo que es sólo cuestión de tiempo... Debe de haber mucha gente atractiva en el distrito 3, yo supongo que algún día encontraré ese alguien especial en mi ciudad... Si es que algún hombre se llega a interesar en mi en ese distrito.- Desvió la mirada hacia el techo, algo pensativo

Lo notó nervioso, tensarse y ruborizarse con fervor. Después de tanto esfuerzo en parecer alguien frío y distante, Martian aún, y más que nunca, pensó que Aaron se veía sumamente adorable y ciertamente no tenía recuerdo de algún otro chico que le generara tanta ternura. Por eso espero ansioso durante esos segundos de silencio.
-Umm...No lo sé, creo que la gente de otros distritos son más interesantes. Bueno, al menos con los que he tratado.- Y omitió el volver a repetir que él era la primera persona de otro distrito con el que cruzaba más de dos palabras como para tener una idea sobre su persona. Lo omitió porque no sabría cómo explicarlo, no cuando siquiera él mismo podía entender bien qué se supone que estaba pensando o discernir si estaba bien o mal. Simplemente era y lo dejó ser.
-¿Y si fuera alguien de otro lugar? Creo que las cosas valiosas, como encontrar a alguien especial, no vienen fáciles. Sería muy cómodo que viviera en la misma ciudad, pero...¿Y si estuviera en otro lado? No creo que valga la pena resignarse por las restricciones geográficas. Al menos yo aceptaría el riesgo.-

Aaron no podía creer lo que escuchaba, no podía creer que estaba a punto de seguirle a corriente a un chico que había conocido apenas ese día aun habiendo muchas posibilidades de que jamás volvieran a verse. Esto sonaba a algo que él no haría en su sano juicio, ya que era completamente inútil y Aaron nunca hacía cosas que no tuvieran un proposito útil. Pero sin embargo no pudo evitar la tentación de seguirle el juego, ver y escuchar a Martian diciendo esas cosas sólo acrecentaba más su necesidad de seguirle el juego.
-Bueno, aunque es posible que nunca podamos volver a vernos, de todas maneras intentarías tener algo con alguien?- Le preguntó mirandolo directo a los ojos, ruborizado. Aaron no era de dar vueltas con este tipo de temas. -Martian, dudo que nos volvamos a ver en nuestra vida y apenas nos conocemos, de verdad querrías intentar tratar de tener algo conmigo de todas formas?- Bajó la mirada levemente.- No sé si lo valgo.-

Sí. Quería decir que sí aunque no entendiera el por qué. De algún modo era los mismos motivos que Aaron le exponía como limitantes. Si tenía una oportunidad tan única, de alguien tan único, aunque fuera solo por una noche, ¿Por qué iba a desperdiciarla? Por qué iba a negarse la poca felicidad a la que se podía tener acceso en aquella realidad, cuando el futuro era incierto y nadie tenía el mañana asegurado.
Si se lo miraba de esa forma, el presente valía más que lo que valdrían todo su pasado e incluso futuro. Aún quería decir que sí con euforia pero estaba demasiado concentrado en sus ojos, brillosos y atrayentes, y se perdió en el sonido de su voz pronunciando muy claramente en prórroga si quisiera involucrarse con él, pero ya lo había hecho, ¿verdad? Al menos se había permitido pensarlo, dejarlo fluir en su mente y su corazón latía aceleradamente al pensarlo. Por eso cuando escuchó murmurar que él no lo valía sintió una opresión tibia y dolorosa en su pecho. Era frustrante que Aaron no viera la persona maravillosa y compleja que era y más frustrante aún era sentir que nada de lo que hiciera podría remediar eso.
Tampoco se dejó a si mismo buscar muchas opciones. Casi automáticamente, acortó la distancia entre ambos y sin mucho esfuerzo pero con cuidado y precisión lo tomó por los hombros empujándolo hacia atrás con el destino permanente, la cama. Quedó sobre él y fue entonces cuando se hizo un silencio largo en el que se mantuvo observándolo directamente a los ojos, hasta que cortó en contacto visual. -Sí lo vales.- Murmuró al acercarse a un de sus oídos. -Muchísimo.-

El aire se volvió denso mientras Aaron observaba al rubio acercarse, su cuerpo y mente tomaron una posición defensiva, como si fuera a traicionarlo en cualquier momento. Su cuerpo se tensó y sus sentidos estaban alertas y, al escuchar a Martian, una mezcla agridulce de sentimientos lo aturdió, por un lado lo conmovió el evidente cumplido que le estaban diciendo que aparentaba ser sincero. Pero, a la vez, Aaron no podía dejar de pensar que todo no era más que una mentira y estaba esperando para que se desvaneciera en cualquier segundo.
Jamás nadie le había dicho que valía la pena, y la primera persona que lo hacía apenas si lo conocía. En verdad todo tenía mucho sentido, él no sabía nada sobre Aaron, no sabía lo poco o mucho que valía.
Aaron no era una persona que se dejara llevar por la corriente, él siempre mantenía los piés en la tierra, y lo que estaba sucediendo no le cuadraba, no importaba que tan perfecto y esperado pudiera ser este momento para él, eso no quitaba que fuera puramente superficial para Aaron. A este punto dudaba de la sinceridad de Martian,¿ De verdad era capaz de decir algo tan precipitado sin ningún conocimiento o simplemente era una forma de conseguir que Aaron estuviera a sus piés?.
-Bueno,pareces ser todo un experto en el tema.- dijo en un tono que comenzó siendo avergonzado y hasta dulce pero terminó frío y cruento.

No sabía qué hacía ni por qué, simplemente se sentía como si así debiese ser, pero sí sabía que, tarde o temprano, ese escudo hostil que Aaron utilizaba normalmente aparecería, especialmente en ese momento por lo que estaba preparado para el tono de voz que escuchó.
-No lo soy.- Dijo en seguida, tan espontáneamente que dejaba en evidencia la simpleza de la honestidad en su voz, si es que es capaz de demostrarse. -Es sólo lo que percibo. Quizás me equivoque, pero en verdad es lo que creo.- Intentó que su voz sonara más calma y así fue que su volumen se redujo a uno bajo que de haber alguien más en la habitación sólo Aaron podría oírlo, un volumen bajo y de tono aterciopelado e íntimo contra la piel de su cuello.
Movió el rostro, rozando a penas el de Aaron hasta quedar observándolo directamente a los ojos y apoyando cuidadosamente su frente contra la de él. No iba a hacer algo que él no quisiera, no era su intención, de hecho, necesitaba una señal de que no estaba loco, de que Aaron también sentía esto, buscando esa respuesta lo miró dulce y fijamente a los ojos, tan profundos y misteriosos, con algo de miedo y violencia cubriendo ese adorable ser que en realidad era, incluso él ya podía verlo, o al menos eso sentía. Sin quitarle la mirada de encima, subió una mano hasta su rostro acariciándolo con adoración pues, los siguientes segundos en silencio no resultaron incómodos y deseó fuesen eternos.

Aaron estaba completamente inmovil mientras observaba a Martian a los ojos, su cerebro estaba funcionando a tal velocidad que ya era enfermizo. Mientras una parte de su conciencia quería dejarse llevar, actuar al menos una vez como alguien normalmente lo haría en esa situación, él no podía. No podía simplemente dejar de pensar y actuar por instinto, cada movimiento era metódico, jamás lograba esconderse bajo la excusa de "actué sin pensarlo", no, el no podía darse el lujo de hacer eso.¿ Cuáles eran las posibilidades de que esto terminara de alguna manera bien?, apartando el hecho de que no se conocían, ¿Valía la pena engancharse con alguien que jamás vería de nuevo?. Comenzó a buscar desesperadamente la respuesta en los ojos azules de Martian, buscaba desesperadamente sobre que razonamiento se apoyaba para estar tan tranquilo y feliz acerca de esto, de enamorarse de una persona que desaparecería al día siguiente.
Esos segundos en los que nada se dijo, fueron eternos, deliciosos y tormentosos, hasta que Aaron finalmente se rindió, solía suceder en ocaciones muy extremas en las sentía que no podía controlar lo que pasaba, y sentenció. -Haz lo que quieras conmigo.- mientras sus ojos aparentemente vacíos pero llenos de sentimientos reprimidos miraban fijamente a su compañero.