Si había algo más aburrido que un día viernes de clases era tener que trabajar un viernes, al menos el lugar dónde trabajaba era tranquilo y no solía haber mucha gente dado que los repuestos que producían normalmente eran envíados en vez de ser recogidos. Ese día, sin embargo, parecía que los productos que el cliente buscaba debían ser ciertamente específicos por lo que su jefe estaba algo revolucionado con la visita del cliente, no sólo porque entraría al local, cosa que no era tan rara, sino porque venía desde el distrito vecino númer siete.
Llevaba varias horas trabajando en la parte de atrás hasta que uno de los otros ayudantes se acercó a avisar que su turno acababa, por ésto decidió volver al mostrador ya que tampoco le quedaban, por suerte, mucho tiempo de trabajo, y al hacerlo vio un chico parado. —Hey, ¿Estás atendido?— Instantáneamente saludó, como se había acostumbrado a hacerlo.

Presionó los labios pensativo al escucharlo anunciar que faltaban piezas y es que él tenía razón, luego de haber viajado hasta allí no podía permitirse un fallo de ese tipo. Él también debía estar cumpliendo un deber, pensó.
—¿Faltan piezas?— Preguntó casi repitiendo, pero no sonó desconfiado, sabía que el muchacho no tenía motivos para decir algo así en vano, sino que sonó sorprendido porque el encargado de preparar eso había sido alguien más y él no estaba muy enterado de qué debía haber allí. —Puede que lo hayan dejado en una caja aparte aunque ninguna otra tiene alguna nota o algo.— Comentó pensativo, intentando recordar las demás cajas en el depósito. —Déjame revisar, hay una que estaba cerca de ésta, quizás sea esa.— Movió la cabeza como pidiendo disculpas y se apresuró a volver de dónde salió la primera vez, pocos segundos después volvió con otra caja, ésta algo más pequeña. —¿Será ésta?— Entusiasta, acomodó la pequeña caja junto a la otra y la abrió para que el muchacho la revisara.

Lo observó expectante y esperó a que le diera el okay con respecto a los productos dentro de esa caja o la desaprobación y así entonces tendría que buscar esas piezas perdidas que quién sabe dónde estarían entonces si nisiquiera sabía qué eran exactamente por lo que comenzó a pensar en qué lugar su jefe o alguno de sus compañeros podrían haberlo puesto en caso de que fuera así, y cómo podría reconocerlo. Sin embargo antes de conformar una idea al respecto, el muchacho habló y confirmó que esas eran las piezas.
Suspiró aliviado y antes de pronunciar cualquier cosa lo oyó preguntarle sobre su propio comportamiento. —Pues...— Se tomó un segundo para responder. —Ambas dos.— Sonrió entonces divertido. No era su intención molestarlo, en absoluto, y entendió que quizás esa encomienda podía resultar un trabajo estresante y no era su culpa, ¿Verdad? —Tienes suerte que no te atendió mi compañero, a veces tiene mal humor.— Hizo un gesto divertido y luego rió con tenuidad. —Martian, mucho gusto.— Se presentó entonces aunque normalmente no lo hiciera, pero pensó que como ese muchacho no era de allí sería bueno dejarle un buen recuerdo del Distrito de dónde pertenecía.

No pudo evitar sonreír al escuchar que él le había generado intriga. Bueno, su actitud, en defintiva, su persona. —Aaron.— Repitió en voz baja aún sonriente, aunque no lo suficiente como para que él no lo escuchara. —¿Necesitas ayuda con eso?— Dijo posturándose para alcanzar una de las cajas, siempre servicial, pero eso era parte de su trabajo y así era más fácil llevarlo.
—Déjame ayudarte, sería una pena si alguna de las cajas se cayera y se rompiera algún repuesto.— Explicó entonces tomando la caja más grande. —No quiero que tu viaje hasta aquí haya sido en vano, ¿No te parece?—

—No esperaba que me pagues por ello.— Explicó divertido, como si en realidad fuera una ridiculés lo que Aaron alegaba.
Quizás no era común que la gente se ayudara en el distrito siete, aunque tampoco la mayoría de la gente allí mismo era ciertamente amable.
Recargó el peso de la caja en sus brazos para volver la carga más cómoda. —Bien, ¿A dónde hay que llevar esto?— Se acercó a la puerta con la caja en brazos y la abrió apoyándo la espalda entre el espacio que ya había abierto para abrirse paso hacia afuera.

—Te sigo.— Alegre, le advirtió que caminaba según él le indicara a dónde debía alcanzar la caja.
A sus espaldas, por más anchas que parecieran, pudo escuchar a Aaron susurrando algo que le fue difícil discernir con claridad por el bajo volumen con el que habló mas fue capaz de rescatar algunas palabras que le dieran sentido a la frase y pudiera deducir más o menos qué fue lo que había dicho. Se preguntó, inmediatamente, qué era lo que volvía tan hostil al muchacho y consideró que debía ser algo importante para que influyera así en su personalidad.
—¿Por qué no lo harías?— Preguntó sin pensar mucho al respecto, no lo juzgaba, sino por el contrario sonó curioso al respecto.

Frunció el ceño confundido, como si realmente no entendiera el por qué de esas palabras, quizás porque sentía que Aaron las seleccionaba cuidadosamente y tenían un gran peso en significado.
—¿Mala persona?— Prensó los labios pensativo mientras dejaba la caja junto a la más pequeña dónde el muchacho lo había indicado al dejar la que él llevaba. —Hay dos tipos de malas personas, los que hacen cosas malvadas y los que ven y saben de gente que hacen cosas malvadas y no hacen nada al respecto.— Reflexionó en voz alta cruzándose de brazos. —En teoría esa sería mi "definición", sin embargo si me rigera por esa definición estrictamente absolutamente todo el mundo sería malo cuando la verdad es que, dónde vivimos, no hay mucho que uno pueda hacer al respecto.— Considerando aquello no podía culparlo de que fuera algo egoísta si así podía llamarselo.

Se sintió algo mal, no pareció ser una buena pregunta y tampoco lo fue su respuesta, no por la forma en que lo dijera sino porque era una verdadera lástima que tuviera que volver tan pronto cuando parecía interesado por conocer otro lugar.
-¿Es muy diferente?- Se permitió preguntar entonces aún cuando consideró que quizás debía medir las preguntas cosa que le resultó imposible, incontenible, inocente como un niño porque no consideraba que ninguna de sus preguntas pudiese ser mal entendidas o tomadas de mal modo. De hecho cuando eso ocurría se encontraba muy confuso. Por suerte, en ese momento estaba tan curioso como su acompañante. -No conozco otro distrito, por eso no sé cómo se ven los demás fuera de aquí pero me han dicho que éste es bastante diferente.- No borró la sonrisa de su rostro aún cuando mantenía la vista en el frente para continuar manejando.

En seguida se preguntó cómo debía ser vivir en un lugar cercano al bosque y a la naturaleza. Aunque hubiese horarios y zonas del distrito dónde no traficara tanta multitud de todas formas estaba rodeado constantemente por un paisaje sumamente humano y no había forma de alejarse de eso. -Uno se acostumbra, supongo.- Dijo como resignado ante el pensamiento. -Vivir sólo con un hacha debe ser tanto más...simple. Definitivamente puede ser agotador este lugar.- Forzó, aunque levemente, una pequeña sonrisa mientras hacía un último esfuerzo en no mover la mirada al tiempo que disminuía la velocidad y finalmente, se estacionó en la vereda del hotel, a pocos metros de la puerta de éste.