No hacía falta que mencionara en voz alta mi odio por todo esto. Por el capitolio, por los juegos y por lo que me estaban haciendo pasar. Odiaba tener que ser mentora y mas aun tener que sonreír frente a todo el mundo, fingiendo que todo estaba bien. Nada estaba bien! No lo veían? 23 personas, 23 niños habían muerto para que yo estuviera aquí, para que yo y mi familia tuviéramos una casa tan grande que nos sobraba espacio, para que pudiéramos vivir por encima de nuestras posibilidades. No era justo. Cada día intentaba distraerme y no hablar con nadie. Solo no pensar. No me sentía cómoda vagando por el distrito, como iba a sentirme cómoda si el chico que era mi compañero en los juegos había muerto? Muerto para que yo regresara. A veces pensaba que haber muerto en la arena hubiera sido la mejor opción.

Suspire y me deje caer sobre mi cama. En días como hoy era mas complicado evadirse. El capitolio comenzaba a recordar los juegos. Como si alguien se olvidara de ellos. Comenzaba a hacer especiales. Entrevistar a vencedores como yo, lo que los mentores creíamos que iba a ocurrir este año, predicciones para nuestros tributos, y lo que ellos llaman "las mejores escenas" lo que denomino, las mejores masacres... Si no viste bien morir a tu hijo, a tu hermano, a tu amigo, o lo que sea, no sufras, el capitolio lo repetirá. Era aún peor que pusieran el vídeo de cuando nos proclamábamos vencedores y debíamos sonreír con orgullo. Me daba nauseas.

Aquella tarde esperaba a la estilista que el capitolio mandara. No tenía el mismo de siempre, pero me daba igual, no me gustaba mi estilista, mi aspecto no era nada despampanante y gracias a su arte con las manos, notese la ironía, ni mi compañero ni yo habíamos conseguido patrocinadores, lo que había dado aun mas emoción al echo de que la niña del 12 se proclamara vencedora. Tenía que haberme suicidado cuando pude...
Bufé y espere impaciente. Aquella tarde solo tendría que dejarme en manos del estilista, dejar que me sacaran unas fotos, para que la gente del capitolio viera a la niña convirtiendose en mujer, y así cuando fuera mayor de edad, quien sabe, puede que el capitolio decida ganar dinero conmigo con otros negocios. Era mejor no pensar en ello.

Abrí los ojos rápidamente, había tenido un sueño muy raro, no podía decir que había sido un buen sueño, pero con los tiempos que corrían, al fin de al cabo no había estado mal. Me dí la vuelta mientras comenzaba a pensar en aquel sueño tan frío... Pero el reloj comenzó a sonar, odiaba aquel ruido, lo apagué inmediatamente mientras me acurrucaba entre las sabanas, pero no, no debía seguir allí metida, tenía que levantarme y empezar a luchar por lo que creía, que se acabasen los juegos, pero como sabía que no podía, lo mínimo que podía hacer era ayudar a la gente que participase en los juegos, para que consiguiesen más patrocinadores, es decir más ayudas y si las sabían usar bien sobrevivir más tiempo, ese fue el motivo principal por el que me convertí en estilista.

Salí de la cama mientras empezaba a escuchar desde el final del pasillo unos pasos acercándose y me puse la bata segundos antes de que una mano con un ligero toque llamase a la puerta. Giré mi cabeza para ver quién era, y allí estaba la sonrisa de mi abuela, como cada mañana, asegurándose de que me había levantado, la devolví la sonrisa mientras me levantaba y fui a darla un beso y cerré la puerta tras nosotras mientras ella me contaba toda las cosas que tenía que hacer en ese día, parecía que estaba más ilusionada ella que yo. Me senté en la mesa, la cuál estaba llena de tortitas, fruta, gofres, tostadas y zumos variados, mientras mi abuela me invitaba con una sonrisa a coger más que una simple tostada y una manzana, siempre lo hacía, nunca daba resultado, pero quizás podría dejar de tomar eso por un día. Con cierto remordimiento cogí una tortita y mi abuela se encargó de bañarla en chocolate. Me quedé mirándola y no se sintió satisfecha hasta que dí el primer mordisco, lo tenía que admitir había estado demasiado tiempo sin probarlo era lógico que me supiese a gloria. Poco después ya me la había terminado mientras leía la prensa, estaba claro que se acercaban los juegos, la publicidad había aumentado notablemente. Cerré el periódico y bebí un poco de zumo, creía que iba a estar relajada, pero mi abuela de repente me dijo "Niña sube la tele que van a echar los mejores momentos de los juegos". Mi abuela era adorable, no entendía como le gustaba ver el sufrimiento ajeno. Volví a mi habitación mientras escuchaba los gritos de una chica.Cerré la puerta y me quedé apoyada en la puerta, lo único que se escuchaba era el silencio, tome aire y lo expulsé por la boca. Fui a mi mesilla para mirar la agenda, al parecer muchas cosas que hacer. Deslicé el dedo por la hoja. Tenía que ir a encontrarme con Minzy Sowyer, al parecer una chica que había sobrevivido a unos juegos y ahora era una mentora, una persona admirable desde mi punto de vista.

Después de cambiarme me empecé a arreglar, no quería asustar a la chica con un mal estilismo, seguro que no estaba muy contenta con su antiguo estilista y por eso la habrían cambiado. Observé una ficha que me habían dado, y miré el nombre de su antiguo estilista, haber conseguido patrocinadores con ese estilista era un milagro. Salí de casa y había un coche esperándome para llevarme al sitio donde me estaría esperando Minzy. Dentro del coche había una chica que se encargaba de llevarme la agenda y organizarla, una especie de secretaria. Después de unos minutos de trayecto el coche se paró y el chófer abrió la puerta, teníamos que coger un vuelo si queríamos llegar al distrito 12 algún día.
Cuando la puerta se abrió y llegamos vi que había unos cuantos guardias para recibirme, todavía no me había acostumbrado a eso, me era incómodo que estuviesen tantas personas al rededor mio. Fui guiada hasta una habitación donde había una chica bastante joven. Puse una amplia sonrisa, quizás de esa forma se sintiese más cómoda. ¿Minzy? Tenía ganas de conocerte.-dije mientras rodeaba una mesa que tenía y dejaba la bolsa en una silla, los guardias empezaron a salir de la habitación ya que yo había pedido quedarme a solas con ella-Me llamo Isabella y desde hoy seré tu nueva estilista-dije con una sonrisa mientras oía como se cerraba la puerta-También puedes llamarme Isa, Bella o como quieras-dije con los ojos en blanco sintiéndome un poco menos presionada, no me gustaba notar la presencia de los guardias.

Se hacía eterno aunque entendía que el viaje desde el capitolio no debía ser corto, pero no era mi problema, el viejo Snow exigía puntualidad, no solo eso, exigía cosas horribles, cosas por las que yo misma le mataría, que mas daba tener una muerte mas en mi espalda? La lastima sería saber que era imposible, que antes de llegar a el estaría muerta, y para eso me hubiera dejado morir en la arena, al menos así le hubiera dado la oportunidad de vivir a algún chico de otro distrito.

Bufé y gire sobre mi misma para esconder la cabeza entre las mantas. En que cabeza horrible entraba el admirar ver como 24 niños se mataban entre ellos? En serio que mundo era ese? es que de repente nadie tenía conciencia? Porque si de algo estaba segura era de que la mayoria de las personas de los distritos respiraban aliviadas al ver a sus hijos librarse un año mas, y si, tenian respeto por el sufrimiento de sus vecinos pero si realmente no es a ellos a quien van a matar hasta que punto odiarian al capitolio?

Va...debía odiarme por pensar en eso, de cualquier manera las cosas no eran asi, de cualquier manera este año debia repetir como mentora y realmente no queria, era horrible ver como los niños con los que iba a pasar la proxima semana desde la cosecha seguramente solo tuvieran un billete de ida, y aunque consiguiera que ganaran, solo uno de ellos regresaria conmigo, y lo someterian a una vida como la mia, siento mentor de los tributos de su distrito, siendo complice del asesinato de dos de sus vecinos cada año, cargando con 23 asesinatos, odiando al capitolio y a la vida misma...y despues de esto que se esperaba? Que tuviera me enamorara? que me casara? que tuviera hijos de los que ser mentora?

Por suerteun golpe de la puerta me obligo a dejar de pensar. Cuando me incorpore vi a una chica nueva. Rubia, guapa, alta...era mi nueva estilista. Genial, alguien nuevo a quien conocer, la otra era un desastre pero al menos ya sabia como funcionaba, ahora debia seguramente acostumbrarme a nuevos comentarios, que ropa pensara ella que sera la mas indicada para que asesinen a mis vecinos? Moriran violentamente asesinados, pero lo haran bellos.
-Isabella esta bien- respondi desocnfiaza acercandome a ella para darle la mano. No me gustaba tomar confianzas con el capitolio pero si algo habia aprendido, era que debia guardar las apariencias, si veian cuanto les odiaba harian que mi madre y mi padrastro pagara, o incluso mi hermana y mi hermanastro que vivian placidamente, o eso creía-si yo también deseaba ver quien sería mi nuevo estilista, el anterior parece que no terminaba de dar la talla, no es que me preocupe demasiado mi aspecto, ellos sabran....- me encogi de hombros, la verdad es que me veia horrible con aquel estilista pero me daba igual, habia cosas peores-por donde comenzamos?